jueves, 7 de junio de 2018

Los Ancares... reencuentro con el pasado.

Cinco días por Los Ancares.

En el libro “Pulso al destino” (2012) de Daniel Higinio López Abella, nacido en Los Ancares,  narra sus experiencias y vivencias: "Nací en una palloza compartida con animales domésticos que ocupaban la mitad del recinto, separados por unos palos mal entrelazados de la parte destinada a la familia y en una oscura noche de enero con un metro de nieve sobre los tejados de paja"... el autor se siente como el último eslabón de una generación que viviera una especie de Edad Media en la segunda mitad del siglo XX.
La novela está agotada y no se ha vuelto a editar.

LOS ANCARES lo forman un conjunto de profundos valles entre León y Lugo, con montañas de casi 2000 metros, bosques de robles y castaños centenarios e incluso milenarios (como pudimos comprobar en Villasumil). Pero también de pequeños pueblos que quedaron perdidos y a su suerte en una burbuja del tiempo hasta hace apenas unas décadas lo que ha permitido que ahora podamos disfrutar de valles inmensos salpicados por pallozas, bosques de castaños, hayas, robles, tejos, avellanos, chopos y una fauna donde se mezclan las  águilas reales, halcones peregrinos, liebres, lobos, nutrias e incluso osos.
La mayoría de las carreteras de montaña  son estrechas y llenas de curvas, por lo que las distancias en tiempo son más elevadas de lo que a priori parecen.

  Primer día.   

O Cebreiro, Balboa, Albergue dos Ancares, Piornedo.

Aprovechamos el primer día para visitar algunos de los pueblos que nos caen en ruta.

O CEBREIRO 
Famoso por su queso. Nada más entrar nos damos cuenta de que está muy “turistizado” debido a ser lugar de paso del Camino de Santiago. Es un pueblo realmente bonito a pesar del turismo, en la construcción predomina la piedra, la pizarra y la paja, tiene bellas casas y una pequeña iglesia. Entramos en una palloza abierta al público, nos sorprende por su pequeñez, nos trasladamos al tiempo en que estuvo habitada, algo que ocurrió no hace tantos años. “Las pallozas son uno de los principales signos de identidad de la comarca de los Ancares, viviendas de paredes bajas, de entre diez y veinte metros de diámetro, con paredes de piedra y cubiertas por un tejado cónico de teito” paja de centeno majada– con planta circular o elíptica, cuyo espacio compartían las familias con sus ganados”.

BALBOA 
Atravesando El Alto de Cebreiro retrocedemos sobre nuestros pasos llegando a Balboa.
Puente de madera. Palloza de Balboa.
A la entrada hay un precioso puente de madera que comunica con la “Palloza de Balboa” junto al río, es un hermoso restaurante donde disfrutamos de la gastronomía de la zona en su acogedor interior, con su chimenea en el centro, las mesas de madera y paredes decoradas con objetos antiguos. Tomamos una cerveza a la salud de Evelio que fue el que nos lo recomendó.
Restaurante “Palloza de Balboa”.
Buena relación calidad/precio.
El  pueblo tiene mucho encanto y está presidido por una colina donde se asienta un castillo en ruinas, a él pertenecen 17 pueblos distribuidos a lo largo del Valle de Balboa, recostados en las laderas de las montañas.
Pasamos por Castañeiras, O Portelo, Doiras, A Degrada y llegamos al Albergue dos Ancares, nos decepciona verlo tan descuidado. Aquí tenemos preparada una pequeña ruta a través de bosques de acebos de gran belleza hacia el Pico de los Tres Bispos. Tenemos que darnos la vuelta, empieza a llover y hace frío por lo que decidimos seguir ruta y llegar a Piornedo. La carretera es estrecha y con vistas espectaculares. Bordeados por bosques de robles y castaños. La vegetación es muy espesa. El agua de la lluvia lava las hojas y deslumbra la variedad de tonalidades verdes. A través de estrechas y retorcidas carreteras de montaña llegamos a Piornedo lloviendo.

PIORNEDO
La aldea es preciosa con casas de piedra y numerosas pallozas y hórreos.
Nos alojamos en la “Cantina Mustallar”, propietarios de La Cantina y  de la  Palloza de Sesto. Nos da la bienvenida Mari Carmen, siempre sonriente, amable y generosa. Su padre nació y vivió hasta los años 60 en la palloza. La casa es de piedra y tiene tres plantas. Nuestra habitación está en la buhardilla y al lado hay una salita con sofá, televisión, mesa camilla… es como un pequeño apartamento del que podemos disponer, esto hará que a lo largo de los días nos sintamos como en casa. Estamos solos pero nos dice que el fin de semana se llenará de gente.
La cena estupenda a base de caldo de grelos, ensalada, embutidos de su matanza, quesos de la zona y de postre sus famosas filloas.


Piornedo cuenta con el mejor conjunto de pallozas y hórreos de todos Los Ancares. Es famoso por sus  dos pallozas convertidas en museos: la palloza “Casa Casoa”, rincón imprescindible para ver una palloza por dentro explicada por quien pasara en ella buena parte de su infancia y “Casa do Sesto”, con todos los enseres y la misma distribución que tuvo hasta que dejó de ser definitivamente habitada en 1970, los padres de Mari Carmen fueron los últimos moradores. 


  Segundo día.    

Piornedo, Balouta, Rao, Larxentes, Muñís, Navia de Suarna, Seón, Son, Vilaquinte, Piornedo.

PIORNEDO
Desayunamos café de puchero, pan con aceite y mermelada, magdalenas y bollo.
Salimos a conocer el pueblo. Es una aldea prerromana muy alejada de las vías principales de comunicación, solo se puede acceder hasta aquí a través de estrechas y retorcidas carreteras de montaña y esto es lo que la ha mantenido casi intacta hasta nuestros días. Mari Carmen nos ha hablado de una ruta de senderismo de una hora de duración. Cogemos los bastones y empezamos a andar, el sendero es precioso, la ruta comienza en la ermita de San Lorenzo, pequeña, con vistas al pueblo. Caminamos paralelos al Rio Piornedo y al fondo el monte Mustallar. Empieza a llover con fuerza y nos resguardamos debajo de un nogal enorme hasta que acampe. El paseo es muy agradable. Se han construido dos puentes de piedra para sortear las aguas del río y enlazar los senderos que por allí existen.
De regreso al pueblo visitamos la Palloza Museo “Casa do Sesto”, con todos los enseres y la misma distribución que tuvo hasta que dejó de ser definitivamente habitada en 1960. Nos la enseña el padre de Mari Carmen, él nació y vivió allí hasta los años 60. Nos cuenta anécdotas de cómo vivían en la palloza.
La visita asombra tanto por lo singular de su arquitectura que hace pensar casi de inmediato en una gigantesca tienda de campaña de piedra y tejado de paja “teito” como por las explicaciones que te trasladan a un modo de vida especialmente austero, desprovisto de cualquier y que estuvo vigente en algunos lugares como éste hasta la década de los 70 del S.XX.
Palloza y hórreo.
A la salida de la palloza está el hórreo. Es de los pocos que existen que acompañan a las pallozas, curiosamente también con tejado de paja, de teito, se diferencian de las pallozas porque tienen forma cuadrada y son de madera.
Paseamos por el pueblo y hablamos con la Señora Dulcita, nos explica que ha vivido en una palloza y que muy pequeña tuvo que emigrar a Barcelona para servir en una casa. Charla muy interesante.
Comemos en La Cantina huevos de gallinas (que vivían en la palloza) con chorizo ahumado de matanza, carne de ternera de la zona… todo exquisito.

Balouta.
Por la tarde ruta circular:
A 3 km de Piornedo descubrimos un pueblecito de unas 20 casas en la ladera de la montaña cubierta de brezo, es Suárbol, disfrutamos de la panorámica del paisaje.
Seguimos hacia el Puerto de Balouta, los robles bordean la carretera, serpenteante y con niebla, hasta llegar a Balouta que es una aldea preciosa, con unas 20 casas. Juan recuerda que nos hablaron de ella Asun y Jesús. Les mandamos una foto para refrescarles la memoria. Pasamos por Murias de Camín con el río Rao a la derecha atravesando valles que se extienden hasta el infinito. Segis nos explica “in situ” qué son los valles fluvioglaciares.

RAO
Se llega después de recorrer el primer trecho de la garganta del río Rao, con sus viviendas tradicionales, herrerías y molinos. Una de las construcciones más importantes es el templo parroquial de Santa María, con sus dos retablos no pudimos verlos porque estaba cerrada.
En este lugar es muy frecuente encontrar los denominados "cortíns", son colmenares cerrados por un muro de forma generalmente circular, construidos con piedra y pizarra, pensados para resistir los ataques de los animales, sobre todo de los osos pardos.
La carretera que va de Rao a Larxentes es espectacular, con curvas absolutamente cerradas y árboles a los lados que se juntan en el centro formando un túnel oscuro.

NAVIA DE SUARNA
Puente de Navia de Suarna.
Llegamos lloviendo torrencialmente. Paramos a hacer unas fotos del famoso puente medieval sobre el río Navia, de un solo ojo, el viejo castillo y el área fluvial. Incluso con la lluvia es bonito. Navia aún conserva un núcleo urbano histórico testigo de un pasado más esplendoroso.
Nos vamos a tomar un café y como no deja de llover decidimos volver a casa, pasando por Seón, Son y Vilaquinte.
Al llegar a Piornedo vamos a tomar una cerveza a La Cantina, allí Andrés, marido de Mari Carmen nos explica el problema de los incendios y de la repoblación de los osos.
Cena en el restaurante de la casa, como siempre muy rica.

  Tercer día.    

Piornedo, Castro de Chano, Sorbeira, Pereda de Ancares, Suárbol.

CASTRO DE CHANO
Salimos con un sol espléndido y paramos en el Mirador de Balouta a 1648m, hay mucho viento y hace frío, la temperatura es de 5,5 grados, con nieve en la cumbre. El paisaje espectacular con brezos, robles, alisos, escobas amarillas (genistas).
Segis recuerda que Serrat en su canción “Mediterráneo” habla de las "genistas"  y la escuchamos:
“En la ladera del monte
más alto que el horizonte
quiero tener buenas vistas
mi cuerpo será camino
le daré verde a los pinos
y amarillo a la GENISTA”

Pensamos que hay una carretera que va desde Balouta hasta el Castro de Chano, pero cuando llamamos a información nos dicen que no existe. Tenemos que ir hasta Vega de Espinareda y subir por Fabero. Es una zona minera, Segis nos explica que las paredes que vemos en la carretera son bituminosa, pizarras carbonosas de materia orgánica que rezuman agua y brillan con el sol.
Castro de Chano.
Bordeando el Parque Natural de Los Ancares llegamos al Castro de Chano, uno de los castros mejor conservados de toda la península. En él vivieron astures entre los siglos I a.C. y I d.C. Estas viviendas podían alcanzar hasta 5,5 metros de diámetro y la única posibilidad de luz procedía de la puerta ya que no tenían ventanas. Lo conforman los restos de 16 viviendas.
La visita a los restos arqueológicos la realizamos caminando por una pista de tierra, con el valle de fondo y el sonido de los cencerros de las vacas, los pájaros y el agua.

SORBEIRA
A propuesta de Celia paramos a comer en Sorbeira. Genial. Comida casera: cecina, chorizo ahumado, chuletillas de la zona… todo muy rústico. Los dueños encantadores.
Restaurante Puente de Ancares.
Muy buena relación calidad/precio.
Castaño Centenario de Cantín.
A la salida un señor nos regala cerezas y nos recomienda que vayamos a Villasumil para ver un castaño milenario llamado “Castaño el Cantín”
Pasando el pueblo torcemos por el camino de la izquierda hasta llegar a la iglesia, es pequeña y llena de encanto, con un pequeño cementerio en la parte posterior. Nos fijamos en la edad de las personas enterradas y salvo dos excepciones todos tenían entre 85 y 95 años. El lugar es mágico, alrededor del castaño milenario vemos otros centenarios. Damos un paseo, solo se oye el sonido del agua y el canto de los pájaros.
En el pueblo nos encontramos con la pareja que nos recomendó ir a ver el castaño y nos hacen otra recomendación, ir a la “La fuente de los 5 caños”, de los que sale el agua fresquita con intensidad y caudal diferente en cada uno de ellos. El día es radiante, con sol y 17 grados.

PEREDA DE ANCARES

Pared de la palloza.

Queremos ver la  Palloza del Señor Antonio, su hijo Octavio es el que enseña ahora la casa de sus antepasados, una vivienda de planta casi rectangular y dos entradas: una, la que mira al sur, para las personas, y la otra, que da al este, para los animales, vacas y cerdos. Todos convivían bajo un mismo techo de paja, “teito”, separados en pequeños recintos.

Llamamos por teléfono a Octavio para ver si nos puede enseñar su palloza. Llega en 5 minutos y nos explica cómo vivieron en ella sus padres y abuelos.
A la salida nos vamos a tomar un zumo al Centro Rural Valle de Ancares, bajo un tejado de teito. Es una casa rural preciosa, la había buscado Celia como posibilidad de alojamiento, no habríamos estado mal!!!

Para regresar atravesamos de nuevo el Puerto de Balouta, ya a 10 grados.
           
SUÁRBOL                                                 
Aldea casi deshabitada rodeada de bosques y montañas, se encuentra a 4 kilómetros de Piornedo,  bordeada por dos riachuelos. Solo oímos el sonido del agua y el cencerro de los caballos al lado de la iglesia.
Sus casas de aires nobiliarios con paredes de granito y tejado de pizarra conservan la arquitectura típica. Buscamos en sus fachadas grabados de símbolos mitológicos pero no los encontramos.
La iglesia contiene el cementerio en su interior, no pudimos verlo porque estaba cerrada.


  Cuarto día.     

Piornedo, Navia de Suarna.

NAVIA DE SUARNA
Regresamos de nuevo a Navia ya que la vez anterior llovía tanto que no pudimos disfrutar del pueblo. Paseamos por sus calles empedradas admirando las casas de piedra. Nos paramos ante “Casa Nicasio”, sale el dueño y nos pregunta si queremos ver su museo, entramos encantados. La planta baja está llena de objetos antiguos, perfectamente agrupados por categorías, limpios y ordenados. De cada objeto nos cuenta una historia personal. Su suegro había emigrado a Cuba y allí estaban las maletas del regreso, junto con muchos más recuerdos de la época hasta objetos de la época actual.
El recorrido por este pueblo nos lleva hasta el puente medieval de un solo ojo, su castillo y el paseo fluvial a la orilla del río Navia. El sol brilla y se refleja en su gran caudal y en el verde de las hojas. Es deslumbrante.
Llegamos a la plaza, hay mercadillo. El segundo domingo de cada mes se celebra la fiesta del pulpo y por suerte coincidimos con ella. En un puesto callejero compramos un plato de pulpo, lo llevamos al bar y allí nos ponen una mesa con una barra enorme de pan y vino de Ribeiro para acompañarlo. Todo un invento. El pulpo riquísimo y el rato que pasamos también. En la feria compramos unas platos de madera, cecina, queso y chorizo.
De allí nos vamos a comer a a unos 15 km de Navia, subiendo por la carretera hacia A Proba, ya lo había seleccionado Celia y nos lo recomienda también Mari Carmen.
"Restaurante Caserío Meiroi".
El restaurante es pequeñito, precioso y con unas estupendas vistas panorámicas. La comida exquisita, con productos ecológicos cultivados por ellos y las carnes propias también.
Empieza a llover con fuerza y decidimos quedarnos en el bar de Navia para ver la final de Roland Garros. Gana Nadal, copa número 11.
Regresamos a Piornedo y damos un paseo por el pueblo. 

  Quinto día.    

Piornedo, Candín, Vega de Espinareda, San Juan de la Mata, Combarros, Castillo de Canedo (Prada a Tope), Salamanca.

Nos despedimos de Piornedo. Salida con niebla espesa. Pasamos por Candín, la niebla va desapareciendo poco a poco y las hojas brillan en los árboles que bordean la carretera. Atravesamos Vega de Espinareda con el Monasterio de San Andrés en lo alto de la montaña.
Seguimos por una carretera bordeada de bosques de pinos altos y delgados y atravesando San Juan de la Mata rodeado de viñedos y cerezos llegamos al Castillo de Canedo (Prada a Tope) es un palacio rodeado de viñedos de diferentes tipos de cepas, la panorámica desde la cafetería es espectacular.

Paramos en Combarros para comer en
"Venta La Magdalena".
Excelente relación calidad/precio. Muy recomendable.
Comimos genial por 13€, platos abundantes, bien elaborados: mollejas, patatas con congrio, callos, ternera… trato muy amable y rapidez en el servicio. Al final sin que lo pidamos nos dan lo que sobra en un taper.
Nos lo recomienda el dueño del bar de tapas de Astorga “Bar Manolín”, estaba cerrado pero nos lo recomendaron y lo visitaremos cuando volvamos a Astorga.

Reflexión final:
El viaje a los Ancares nos ha encantado.
Hemos venido sorprendidos por el estado tan puro y salvaje en que se encuentran sus bosques, por la paleta de multitud de colores que continuamente se extendían ante nuestra vista, por volver a escuchar los sonidos puros de la naturaleza  ya que quitando nuestras voces ningún sonido se interponía, por la amabilidad y cercanía que hemos sentido con los paisanos con los que hemos compartido algunas de sus vivencias, por la gastronomía típica de la zona que es contundente pero también casera y rica y por encima de todo, la fácil convivencia entre nosotros, que nos hace disfrutar de todos y cada uno de los momentos por pequeños que sean.


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